Siempre he tenido una fascinación por la vagabundez, pero no la del tipo de los alcohólicos, drogadictos y enfermos mentales que están en la calle por su incapacidad para hacerse de un techo y comida. Yo me refiero a la vagabundez del Buda que era un príncipe de clase alta con todas las comodidades que pudiera ofrecer la vida, y prefirió abandonar la seguridad económica, lanzándose a la búsqueda de su verdad, como que había algo que lo tenía inquieto y no lo dejaba ser libre mentalmente. Hay un libro que está un poco relacionado con eso (Into the Wild), se trata de la historia real de un norteamericano que era de clase media alta y que después de terminar su carrera universitaria se dedicó a vivir de nómada, de aventón, haciendo cualquier trabajo para juntar un poco de dinero suficiente para alimentarse y seguir con su aventura solitariamente con su gran amor: la naturaleza (el desierto, el bosque, el gran cañón, Alaska). Desafortunadamente pereció por un descuido, pero su historia no habría sido escrita de no haberle sucedido ese trágico fin.
Se podría pensar que son personas que les faltan uno o dos tornillos, pero a mí me incitan cuestiones filosóficas difíciles de contestar: ¿Que tanto es suficiente económicamente para sentirnos satisfechos o cómodos con nuestras vidas? En otras palabras, ¿Soy lo que tengo ó tengo lo que soy? ¿Que es lo que queremos hacer con nuestras vidas y lo que en realidad importa? ¿Es necesaria la soledad para iluminarse? ¿Por qué la soledad tiene connotaciones negativas en nuestra sociedad?
Se puede ir uno al antro y estar con los amigos divirtiéndose y voltea uno a ver a los demás y también están contentos, pero que sucede cuando regresamos solos a casa a dormir? Se puede ser una persona muy sociable pero por dentro sentirse muy solo y aislado. La soledad es buena cuando no tenemos la tendencia a deprimirnos con ella, somos seres sociales por naturaleza, pero a veces la introspección es necesaria en el sentido de que nos enfrenta con los temas que más nos duelen, la soledad no es apta para cualquiera, hay que estar preparado para entenderla.
Yo en lo personal cuando estoy solo, tengo la propensión a perderme en mis pensamientos, a quedarme en una puñeta mental que está repitiendo como disco rayado la misma cantaleta, mi autobiografía oficial que tengo de mi mismo. La meditación ayuda a romper esa espiral interminable de pensamientos, pero la mayoría de las veces me es imposible controlarlos, es que la mente es muy difícil de domar. Ella es caprichosa e inquieta por naturaleza. Pero seguiré intentando por que en algunas ocasiones si he logrado calmar mi mente, y se siente algo distinto al diario trajinar inexorable del que es difícil salir.
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