Ella se llamaba….

Iba a empezar por escribir diciendo: Por respeto a su privacidad no diré su nombre, pero luego me percaté que para ella no existen algunas palabras en su vocabulario y una de ellas es la “privacidad”. Y que importa su nombre, sino lo que aprendí al platicar con ella.

Solo estuvo un mes en la maquila; no le dieron la planta. “por su incapacidad motriz y mental”. Así de cruel es el mundo con los improductivos. Y es que en las maquilas suelen contratar personas de este tipo, (los he visto en varias maquilas, es fácil identificarlos, tienen la mirada medio perdida). que puedan hacer lo que se les ordene pero que no reclamen. Algo parecido a los cyborgs (robots humanos) de las películas, o también me recuerda el libro “Un mundo Feliz” de Aldous Huxley donde todo se programaba desde antes de nacer; los que eran escogidos para operadores, se les reducía el nivel de oxigeno para que nacieran con un ligero retraso mental.

En mis ratos libres en el trabajo platicaba con ella (tal vez por mi profesión que escogí de niño y que nunca estudié: psicólogo) y que me incita a platicar con la gente para saber como piensan; que es lo que los mueve y los conmueve. Pero la vida da muchas vueltas, y como casi todo en la vida, me hice por casualidad un asiduo lector del budismo, que en pocas palabras es psicología con tintes filosóficos y una pizca de religión.

Ella decía que le gustaba la novela “Rebelde”. También tenía la capacidad de distinguir la belleza, pues decía que le parecía guapo un chico de la maquila. La pobre nació con muchas desventajas en su contra. Una de ellas era la destreza manual, que fue lo que impidió que se quedara. Sin embargo, éste tipo de personas son las mas transparentes que he conocido, no tienen nada que esconder ni nada que presumir, se puede platicar con ellos sin la esgrima dialéctica típica de nosotros los “normales”. Ahí es cuando descubro que entre menos ego, mas sencilla es la persona.
Otras palabras que ella no conocía: codicia, ambición, vanidad, celos, envidia, etc. y es que parece que para ser considerado “normal” es necesario conocer estas palabras, como que siempre estamos pretendiendo y escondiendo para conseguir algo y no sabemos ni porqué o para qué.