A mí querida prima

La tristeza llega y trata de entrar por
los poros sin tocar la puerta.
Y la mente en un intento de conservar el ánimo
o porque todavía no puede creer lo que ha sucedido,
le abre la puerta pero no la deja entrar.

¿Cómo olvidar los momentos, las conversaciones, las palabras?

Tenía miedo ver tu cuerpo inerte en tu ataúd.
Y trato de buscar el consejo y el consuelo del Buda,
queriendo encontrar respuestas a lo irremediable, a lo inevitable.

La fuerza de los momentos compartidos, de los recuerdos;
Quieren hacer creer a mi mente que todo es una pesadilla.
Tal vez por eso no quiero verte ahí en ese féretro,
para no confirmar lo que todavía no quiero aceptar.

Querida Prima, por fin he ido a verte
Para darte el último adiós.
Y el Buda me dice al oído que
No es un adiós sino un HASTA SIEMPRE!.

Que en paz descanse D.S.P.