Como en un carrusel
que fuese absurdamente rectilíneo
Andas tras un ángel que siempre se te aleja,
que nunca ves que pueda coincidir contigo.
Vas en busca de algo que se escapa
una vez y otra vez en tu camino de brumas y de tierra,
y lo persigues sin saber qué persigues.
Yo te digo:
A ti mismo te buscas,
te buscas a ti mismo
en el mar y en el bosque,
en el niño,
en los muslos suaves,
en el sueño y el mito.
Todos son como espejos
en donde ves el rostro de un yo completo pero siempre huidizo
que sientes necesario
como si alguien te lo hubiese en el alba prometido.
Y en tus manos no queda más que sangre y fragmentos de vidrio,
porque el ángel que buscas
sólo existe en lo profundo de tu propio abismo.
Búscalo en tus adentros
y despierta su silencio de pájaro dormido. -Carlos M. Pérez Accino
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